lunes, octubre 09, 2006

En busca de Klingsor


"¿Qué es el electrón? Los físicos lo ven antes que nada, como a un gran criminal. Un sujeto perverso y astuto que, tras haber cometido incontables y atroces delitos, se ha dado a la fuga (...) Hasta hace relativamente poco, los investigadores -los físicos- poseían un ordenado manual de tácticas para hallar delincuentes, escrito por un criminólogo del siglo XVIII de apellido Newton, el cual durante décadas había funcionado a la perfección para hallar y castigar a los transgresores. Por desgracia, el electrón es un criminal más astuto que sus predecesores y los métodos empleados con anterioridad no han servido de nada cuando se ha intentado capturarlo (...) En medio de este escenario desalentador, la mecánica cuántica ha surgido como el desesperado intento de la policía por actualizar sus procedimientos para la detección de delincuentes. Este nuevo conjunto de tácticas, creado por un cuidadoso y viejo detective - o un par de ellos, quizás -, tiene como objetivo primordial descubrir dónde diablos se oculta el electrón. la diferencia consiste en que, si el antiguo método trataba de localizar al criminal a partir del lugar en el cual cometió su último saqueo o su última violación, la mecánica cuántica prefiere determinar , estadísticamente, cuáles son las guaridas más probables en que el electrón decidirá esconderse una vez consumadas sus fechorías".

Así, esquivo, mezquino, criminal, pero brillante y admirado, como el electrón es la verdad, tan ambigua como una proposición indecidible, tan esquiva como un electrón, tan incierta como una paradoja...esos, son sólo sobrenombres de lo que es Klingsor. Nombre clave del asesor científico de Hitler, por manos del cual, pasaban todas las autorizaciones a todos los presupuestos de todos los proyectos científicos del 3er Reich.

Esta historia, que es protagonizada por Frank Bacon y Gustav Links, los personajes creados por Volpi para entrar en busca de Klingsor, que de hecho, es un nombre inspirado en un personaje literario enmarcado en la leyenda del Santo Grial. En su versión germánica, ejemplificada en el Perceval de Eschenbach y en la ópera Parsifal de Wagner, Klingsor es el antagonista perverso del rey Amfortas (este último correspondería, supongo, al rey Arturo en la transposición de esta historia al mito artúrico) con quien protagoniza un enconado y prolongado enfrentamiento; un enfrentamiento que durante muchos años se mantiene en punto muerto hasta que en un determinado momento se desequilibra al conseguir Klingsor doblegar la virtud de Amfortas, con, claro, una mujer.
El paralelismo del ópera de Wagner el lector sólo lo descubrirá pasado un buen tramo de lectura, pero toda esta mezcla, lejos de hacerse confusa, es manejada de muy buena forma por el escritor mexicano.

Es agradable poder leer a un mexicano y gustar de la lectura. La mayoría de la literatura latinoamericana se ha decantado por el realismo mágico o el simple realismo, género que, si bien no me desagrada, no es mi favorito. No sabría como clasificar esta novela, a primera vista sería una novela histórica, pero la realidad es que Jorge Volpi, fusiona la ciencia con la historia, la política y la literatura para conformar eso que es En busca de Klingsor.

Volpi no es un científico, sino un hombre de letras, pero hace un excelente trabajo en plantear cuestiones científicas, leyes, axiomas, paradojas, juegos de números, teorías de científicos como Heisenberg ,Von Neuman, Gödel, Einstein, Stark, Schrödinger, Bohr, Wien, Plank....y más aún, nos sumerge en el lado humano de estos, nos hace ver, a los que hemos estudiado ciencias, que estas leyes, paradojas y teorías, tuvieron un autor humano, lleno de contradicciones, influido por la política y visiones de su tiempo y sobre todo la repercusión social, más allá de la ya sabida científica de sus teorías.

El libro una lucha constante por aprehender la verdad, perseguida por el ficticio teniente Francis P. Bacon, homónimo del filósofo del siglo XIX, que, una vez terminada la guerra se sumerge en la búsqueda de Kligsor y todos sus secretos, para verse inmerso en algo más que una recopilación de la historia de la ciencia durante el régimen nazi, sino en una prueba ontológica y epistemológica de gran calibre.

Volpi discute, sin entrar en detalle, las consecuencias que la teoría de la relatividad, tuvo en la sociedad, cuando maliterpretada por miles de personas que no entienden un ápice de física, llevó a un mundo relativo, que no relativista. Hace una gran crítica de esto, dejando claro que Einstein jamás defendió un mundo relativo, donde todo vale.

Una lectura que sin duda vale la pena, que seguramente apreciarán mucho aquellos lectores con formación científica, pero que no dejarán de disfrutar aquellos que no la tengan, pues aunque en ella se tocan bastantes paradigmas científicos no se llega a profundizar en ninguno de ellos y lo expuesto, lo es de una manera tan asequible que cuesta trabajo pensar que detrás de esas palabras hay cientos de números, letras y fórmulas, inintelegibles para muchos.

-¿Es cierto que el profesor Einstein descubrió la cuarta dimensión? Al principio, Bacon creyó no haber comprendido la pregunta. Por un momento pensó que el dolor de cabeza le hacía tener alucinaciones auditivas.
-No, no exactamente -balbuceó al cabo de unos segundos
- En su teoría, el tiempo es la cuarta dimensión... Los seres humanos vivimos en el interior de un universo de cuatro dimensiones, el espaciotiempo.
-Y esa fórmula que aparece en los diarios [E = mc2 ], ¿prueba la existencia del alma?
-Vaya, no. Quiere decir que la masa, es decir, la materia de los objetos, se convierte en energía cuando viaja a la velocidad de la luz. Más precisamente, que la materia es la energía multiplicada por la velocidad de la luz al cuadrado.
-A mí no acaba de gustarme eso de la relatividad. Yo creo que hay cosas que no son relativas. Lo bueno y lo malo no es relativo. Pensar así sólo lleva al crimen, ¿no cree? Yo conozco muchos granujas que, alegando la relatividad, quieren salvarse de sus condenas. ¿Se imagina usted qué sucedería si todos pensásemos que todo es relativo y que cada uno puede hacer su voluntad? Ser un traidor no es relativo. Matar a alguien no es relativo. Bacon se sintió intimidado.
-Estoy de acuerdo con usted... Pero lo que me ha dicho no tiene que ver con la teoría de la relatividad ni con Einstein -se atrevió a explicarle-. Él hablaba en términos físicos, no sociales...
-Pues para mí es igual.
-No. Einstein sólo afirma que el movimiento es relativo para los observadores en movimiento (a nosotros, que estamos caminando, nos parece que aquellas muchachas que vienen hacía acá tienen una velocidad menor) y que el único punto de referencia es la luz, cuya velocidad se mantiene constante sin importar desde dónde se la observe. Las cuestiones morales no tienen nada que ver con estos hechos, señor Bird...
-¿Y considera que éste es un descubrimiento realmente importante?
-Sí, claro que sí.